El destino en la balanza

 ( Earl Nigthingale)

Este es el mensaje número 5 de la serie:

“¡SEA ELMEJOR EN SU CAMPO!». Estoy seguro que usted

encontrará tan asombroso, como nosotros lo hemos hecho,

el que tiene que aprender las cosas por el camino más difícil,

de generación en generación.

Es natural que se piense que, si se hizo un gran

descubrimiento en una generación en particular, las

generaciones que le sucedan lo conocerán y lo utilizarán

para su propio beneficio. Pero, éste no es el caso.

Esto se realiza cuando se trata de inventos y

descubrimientos que afectan obviamente nuestra vida, pero

no se lleva a cabo en lo que se refiere a las grandes leyes

Al decir: nuestras recompensas serán siempre iguales
a nuestro servicio, la mayoría de las personas asentirán con
la cabeza y dirán: “Sí, ciertamente, es la verdad».
Dicho esto, seguirán sus caminos y nunca se darán
cuenta, por lo menos la mayoría de ellos, de qué tan cerca
se encuentran de ésta verdad, tan grande y tan envolvente
que cada uno de sus pensamientos y acciones están
afectados por ella.
Me gustaría que pensaran en esta ley como en una
balanza: aquellas que tienen un brazo atravesado del que
penden dos cadenas, una de cada extremo; en una de ellas
estarían las «recompensas» y en la otra los «servicios».
Todo cuanto pongamos en el lado de los servicios,
será igualado por el mundo, en el de las recompensas.
Todo lo que pensamos, trabajamos, hablamos, y lo
que conduce nuestro ser, es lo que tendríamos como
servicios. Y, según el alcance y la naturaleza de nuestro
servicio, se determinarán nuestras recompensas.
Si alguna persona está a disgusto con sus
recompensas, debería analizar su servicio Acción-Reacción.
«Lo que se siembra, se cosecha». Lo que usted dé, es lo que
usted deberá recibir.

Tan simple, tan básico, tan verdadero, y aún tan
incomprensible.
Si un negocio no se está desarrollando tan rápido y
excitantemente como el ritmo de la época lo requiere, deberá
ser examinada su contribución, su servicio. Si una persona
no está a gusto con su ingreso, deberá examinar y evaluar
su servicio.
Ahora bien, ¿A quién servimos? Servimos a la
humanidad. Y la humanidad, para cualquier persona, es la
gente con la que tiene contacto. Es la familia, amigos,
compañeros de trabajo, clientes, prospectos, etc., cualquier
persona con la que tengamos trato, es para nosotros
humanidad. Y, según nuestro alcance, al servir a éstas
personas, serán determinadas nuestras recompensas.
Nunca antes en la historia del mundo, los seres
humanos habían sido tan interdependientes. Es tan
imposible vivir sin servir a otros, como sería vivir sin que
otros nos sirvieran a nosotros. Y esto es bueno. Entre más
estrecha sea ésta interdependencia, mayor será la
realización humana. Nos necesitamos uno a otro y,
literalmente, no podemos vivir uno sin el otro. Cada vez que
encendemos un cerillo, bebemos un vaso con agua,
encendemos las luces, tomamos el aparato telefónico,
manejamos un automóvil, nos vestimos, nos damos un baño,
segamos el pasto o vamos de pesca (trate de hacer sus
propios anzuelos alguna vez), estamos siendo ayudados por
otros seres humanos.
Todos buscamos recompensas y nosotros deberíamos
entender que éstas vienen en dos formas: Tangibles e
Intangibles. Esto es, las recompensas incluyen el dinero

ganado, la casa que compramos, el carro que manejamos, la
ropa que usamos y también incluyen la forma como nos
sentimos, nuestros placeres, nuestras satisfacciones, etc.
Pero, recuerde esto: lo que usted busque en
recompensas, lo deberá ganar dando servicio a otros.
Cualquier intento de abrogación o tratar de evitar ésta ley,
terminará en fracaso, frustración y, algunas veces, hasta
desmoralización.
Podemos observar éstos resultados en todas partes:
en las caras tensas, deformadas y nerviosas, en los miles de
tranquilizantes que se consumen día a día, y también en la
inactividad o en las caras de conformidad de aquellas
personas que encontraron el juego demasiado difícil y que,
simplemente, se dieron por vencidas dejándose llevar por él
estire y afloje de las circunstancias o de la vida.
¿Qué tanto de todo esto, cree usted que se deba al
malentendido o a la ignorancia de ésta simple y maravillosa
ley de la naturaleza?
Creo yo que la mayoría puede ser dirigido a esta
causa.
Ahora, ¿Entiende usted esta ley, completa, intelectual
y emocionalmente? Si usted lo hace, podrá planear su curso
por la vida magníficamente.
Igual como los campesinos salieron del camión en
marcha, así como un niño pondrá sus dedos cuando una
puerta se está cerrando, como una persona que va

manejando a alta velocidad se da cuenta de que no le va a
ser posible tomar una curva, ¿Cuántas veces no se ha
encontrado usted confundido porque actuó contra las reglas?
No únicamente las reglas del hombre, sino también las de la
naturaleza.
¿Cuántas veces se ha encontrado usted como el
hombre que se sentó frente a la chimenea y le dijo: «Dame
calor y entonces yo te daré leña». La gente y la vida son así.
Y se puede decir que la gente se divide en aquellas que
entienden que se debe dar leña primero para poder esperar
calor y aquellas que creen que deben sentir calor hagan algo
para ello o no. O quien espera sentir mayor calor si pone
una provisión menor de leña en la chimenea.
El descontento del hombre se puede decir que es
representado por la distancia que existe entre lo que tiene y
lo que quiere.
El resultado siempre será que quiere más de lo que
tiene, ésta es la forma como la gente está hecha, y es
magnífico.
El descontento constructivo es el resultado de nuestro
continuo deseo de aumentar nuestra civilización.
Ahora bien, lo que usted debería hacer, es determinar
lo que usted quiere, mirar objetivamente al lugar donde se
encuentre y determinar las formas como usted puede
aumentar su servicio, así usted tendrá las recompensas que
busque. Esto le da actividad creativa a la vida. También nos
asegura que nuestras metas pueden ser alcanzadas por
nuestro esfuerzo individual.

El mundo de una persona puede ser comparado con
una parcela. Existe; está ahí. Tiene en sí mismo un potencial
inmenso y está preparado para reaccionar hacia cualquier
acción humana y de hecho lo debe hacer.
No obstante lo que su trabajo parezca ser, piense en él por
un momento, como si fuera ésta parcela.
Al principio no hay nada sino tierra. Si el hombre se
sienta y la observa, nada le pasará. Sin embargo, si él
siembra semillas, con la lluvia y fertilidad natural del suelo,
obtendrá una recompensa, que irá acorde al esfuerzo que
haya efectuado. Acción-reacción.
Todo depende de lo que desee obtener de su pedazo
de tierra. Primero debe decidir lo que se quiere obtener.
Digamos que desea tener una parcela con un pasto precioso,
rodeado de flores, con un gran árbol a la sombra del cual
poder sentarse a admirar su obra.
Así que, primero señalará el área en la que tendrá el
jardín, el cultivo, y limpiará la tierra de piedras y basura;
plantará el pasto, el árbol y las flores. De aquí en adelante,
cualquiera que observe esta tierra podrá evaluar en un
momento la cantidad de servicio, la contribución que este
hombre está dando por realizar su proyecto. ¿Cómo lo
podrán hacer? Observando lo que la tierra le está dando al
hombre.
Plantar la parcela es solo el primer paso. Se nos ha
dado la tierra, pero esto será todo lo que se nos dé. Es lo
que hagamos con ella lo que determinará su grado de
grandeza y de éxito.
Es como la ya conocida historia del predicador que
pasaba por una hermosa granja. Los campos estaban
cultivados y con abundante y bien cuidada cosecha. Las
bardas, la casa y el granero limpios y bien pintados. Una
hilera de árboles iba desde el camino hacia la casa,
alrededor de la cual había un precioso jardín… era en
realidad una linda vista. Cuando el granjero venía del
campo, el predicador le dijo: “El Señor te ha bendecido por
una preciosa granja”. El granjero pensó por un momento
sobre lo que le había dicho y contestó: “Sí, Él lo ha hecho, y
le estoy muy agradecido. Pero si la hubiese usted visto
cuando Él la tenía”.
Usted puede ver que el granjero entendió que había
sido bendecido con una buena granja; pero, también estaba
consciente de que habían sido su amor y su labor los que la
hacían verse en su estado actual.
A cada uno de nosotros se nos ha dado una parcela
para que la trabajemos… “una vida y el trabajo que hemos
elegido”. Como el granjero, nosotros estaremos agradecidos
si tenemos la visión, imaginación e inteligencia necesarios
para construir bien y con éxito nuestra tierra misma que en
un principio no impresionará a nadie. O la podemos dejar
hundirse hasta llegar a una condición desastrosa con
ninguna continuidad o propósito. Es la misma tierra, es lo
que hacemos con ella lo que hace la diferencia.
El milagro está ahí, si somos lo suficientemente
inteligentes como para pensar en las formas en que
podemos aumentar nuestro servicio, como leer libros sobre
temas útiles; leer lo que otros hombres que teniendo nuestro
mismo trabajo han leído y les ha ayudado para tener éxito.

Pero al mismo tiempo, pensar en formas originales y
creativas de aumentar su servicio formas que sean
únicamente suyas y que vayan acorde con su forma de
pensar.
Trabajar tenazmente, por una semana o un mes y
después caer nuevamente en la rutina, en los viejos hábitos
es como trabajar por una semana o un mes en esa parcela y
después dejarla a su suerte. En no mucho tiempo estará
igual o peor que antes.
Cada mañana, y durante el día, pregúntese: “¿Cómo
podría aumentar mi servicio el día de hoy, sabiendo que mis
recompensas en la vida, deberán estar en proporción exacta
a mis servicios?”.
Haga esto diariamente durante 30 días y se habrá
usted formado uno de los hábitos más valioso del mundo.
Horace Mann escribió: “Si cualquier hombre busca
grandeza, permítale olvidar su grandeza y pregúntele por la
verdad y encontrará ambas”.
Como usted puede ver, se puede usted ayudar y evitar
toda confusión, preocupación y miedo, refugiándose en las
grandes verdades, en las que todo éxito, toda realización,
están construidos.
Si usted está preocupado por su ingreso, o por su
futuro, se está usted concentrando en la parte errónea de la
vida, vea un poco hacia el otro extremo, relaciónese
únicamente con el hecho de cómo aumentar su servicio -al
obtener grandeza en donde está usted ahora mismo- y su
ingreso y su futuro aumentarán por sí solos.
Earl Nightingale
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SEA EL MEJOR EN SU CAMPO
No se siente frente a la fría chimenea, pidiéndole
calor, ya que podrá usted quedarse ahí hasta helarse.
Póngale leña. Sirva primero y el calor vendrá
inmediatamente después.
La próxima vez que se encuentre a solas consigo
mismo en un lugar quieto y callado, contemple su parcela y
empiece ahora a segar los pastos que le redituarán grandes
ganancias.
En el ensayo de William James, ‘On Vital Reserves’, él
escribió: “Comparado con lo que debemos ser, únicamente
hemos medio despertado. Nuestro fuego está húmedo,
nuestra corriente está siendo detenida. Estamos haciendo
uso solamente de una pequeña parte de nuestros posibles
recursos mentales y físicos”, y continuó, “el individuo humano
vive, generalmente, muy lejos de sus límites; posee poderes
de diferentes especies, los cuales, generalmente, no sabe
aprovechar. El se desarrolla menos que su máximo, y actúa
en una mínima parte a su máximo”.
Perfectamente, ¿Cómo podemos corregir la situación?
William James nos da la respuesta. Él escribió: Aún el menor
estímulo lo llena de emoción, o la menos idea de necesidad,
lo induce a hacer un esfuerzo extra”.
Excitaciones, ideas y esfuerzos, en una palabra, es lo
que nos lleva sobre los obstáculos que podemos encontrar.

Perfecto, permita que su meta represente su
excitación; sus ideas y esfuerzos harán que la balanza se
incline al lado de los servicios. Y las recompensas deberán
ser y serán, recibidas a continuación. Ellas serán suyas, ellas
son suyas en el momento en que esté usted consciente de
esta gran verdad.

Gracias por tu visita y comentario, que tengas un bello dia..